Quería
hablar mirando esos esbozos delicados y “nosoydignos” que son las
nubes de agosto.
Quería contar
que hoy hay una luz perfecta para dormir sin tristezas,
una luz aceitunada para bailar en alguna
fiesta de pueblo anónimo
No ha
roto el sol, como un apocalipsis , la
tarde ensordecida por los grillos y los perros bien aseados,
esta tarde
parecía un cuadro de Vermer sin la nostalgia y sin las brumas,
había
encontrado el libro perfecto, y hablaba
de laberintos interminables
contaba
cómo se disolvía el mundo en un núcleo de hierro magnético entre salvajes
embestidas
de dios
y de las olas.
Ayer si
revolví la música buscando una sinfonía inacabada para estar a la altura de los
timbales del “fin de las noticias del mundo”
Hoy no.
Hoy con la luz que aun perdura como una delicada mirada verdiazul descansando
de de los átomos
y de
los rituales más o menos sedientos o clandestinos, más o menos mercantiles o venéreos
hoy,
una danza como ese único y novelesco anillo de estrellas que vamos a ser todos,
que vamos a ser o que somos,
había encontrado
el sortilegio de las palabras cayendo sobre un pesado anzuelo para hacerlas
milagro. O verdad.
Alguien
ha dejado la puerta abierta. El mundo sigue en pie, con sus noticias.
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