sábado, 8 de junio de 2013

Una mano con una voz


Fotografía de Marios Theologis


Una mano con una voz
hacen un hombre, 
hacen una aleación. 
Un pasadizo. 
Cruzo el pasillo. Tu 
no sabes que soy mudo,
que te odie la noche entera
con mi mano extasiada.
Voy a crearte cualquier dia
dentro de una excusa, 
dentro de un sueño,
dentro de una habitación 
una vez abierta/ una vez cerrada;
sabiendo que no saldré solo,
no escupiré compasión ni despego. 
Solo sería la inspiración. 
Solo contigo
el mapa de mis expediciones
a la seguridad de tus halagos.

Blanco y reciente,
rompo, rompo, rompo
casi todos los vicios
para entrar. 

Voy a darme la vuelta cuando
todo tu cuerpo me haya ofendido 
y diré
que estuve recogiendo
los ecos de la amenaza de quererte. 


viernes, 7 de junio de 2013

A-MAR

Amar conlleva dos ilusiones:
"A": vocal sin sueño, elevada
por su aspecto arcaico
al primigenio lugar
de la escultura verbal.
"Mar": terreno líquido, vivaz
e incluso agónico,
que parlamenta con el principio
esquivo
en una simbiosis imperfecta.
Ambas, requeridas para ajustar
el ámbito donde un paraiso
deposita su piedra primera
e infernal,
van a colaborar en la confusión
entre calles, manos, avenidas
y rencorcillos nonatos,
siempre que la filosofia
de estos dos vocablos
no exceda
los limites abisales de la piel.

En cuanto a ti,
por primera vez en invierno,
te recibo con el silencio
mientras olas frescas
acarician las plantas de los pies,
claro!,
y recitan el salitre anónimo
de millones de palabras:
"a" siempre primero, en ordenada
espuma,
y "mar" entonces, adentro,
adentro...

martes, 14 de mayo de 2013

Palabras

Las palabras tienen alma.
Y el alma de las palabras
conversa con el alma de la carne
antes de hacerse cuerpo
y viento en aleación única
sobre la anatomía de tu silencio,
O cualquier otro silencio
existente o inexistente,
Vibran al único ritmo
de la única voz, de la única idea
del único delirio, de la única
brillante razón
que ampara la música de las estrellas
y la armonía de tu entendimiento

domingo, 5 de mayo de 2013

LA OTRA VOZ (Otro fragmento)

Cuando era chica, al lado de la posada vivia Federica la carnicera.
No vivia allí.
Estaba en la carcel.
La denunció -dicen- su hermana Adelaida que sabía que estaba preñada y nunca apareció la criatura.
La guardia civil levanto el suelo de la cámara . Allí estaba. Tres años en la cárcel le costó.
Aquella mujer estaba acostumbrada a matar.
Dicen que era hija del primo que se fue a Francia.
Fué el Obdulio, el marido cornudo quien la obligó a enterrarla. ¿quien iba a ser?
La Fede parecía una estatua ecuestre sin caballo. Cuando volvió de la trena tenia el pelo blanco marmol y no se movía.
Sentada, sentada
la recuerdo sentada
en el rincón de la tienda, con los ojos entornados

mirando al suelo,
con una muñeca entre los brazos envuelta en un trapo de cuadros negros y blancos igual que el mandil que llevaba puesto.

¡No había dolor ni respeto!

La gente decia: -Fede,  y la niña, ¿cómo está hoy?
-Tiene frio.
-¿Te deja dormir?
-Toda la noche llora. Rezo y se calla.
Ibamos a mirar.
Tendria mi edad. La niña tendría mi edad.
Fede una noche salió en camisón al patio, se subió al pajar y se prendió fuego.
Vimos las llamas desde la posada.
Aquella mujer no tendría más de 30 años.

Entonces Dios estaba en otro sitio. En la muerte pensabamos.