sábado, 22 de septiembre de 2012

CAPITULO PRIMERO: LOS ABANDONOS


(LIBRO PERRUNO)

Nunca tuve animales de compañía hasta pasados los cuarenta años. No porque no me atrajera acariciar a un bebote de cualquier raza o especie, sino porque simultáneamente pensaba en mi vida contra reloj y contra pronóstico, sin casa donde establecer más futuro que el mañana inmediato, sin más sueldo que el de ir tirando sin concesiones al semi lujo, sin más proyectos que los puramente profesionales , casi siempre fallidos o mendigados. Había una tiendita de mascotas en mi barrio en la que me embobaba los sábados de compra semanal, Y mientras mi inocencia se divertía con aquellos seres enjaulados en metacrilato , mordiendo recortes de periódico y haciendo monerías con las bolitas de comida, mi conciencia maquinaba mis condiciones ambientales y enumeraba posibilidades de conseguir uno de aquellos seres de escaparate. Tras sopesar con angustia el mañana, decidía que jamás pisarían mi espacio. Me marchaba cabizbaja, como cuando encontraba en el patio algún gorrión extraviado del nido y sabia que no llegaría a la tarde, que ni aún dejándolo con amor sobre el tejado cercano, encontraría el camino a la vida. Ese dolor que produce la frustración de lo que es justo pero  imposible.

Tras muchas vueltas a los caminos de la contratación y el paro, las oposiciones, la no previsiones o los proyectos que acababan en tablas,  culpas o trabajos basura, alguien cercano, me dejó en la puerta un ser gatuno bellísimo de ojos mostaza y pelo sedoso. Su condición de bebé rechoncho y peludo le valió el nombre de Bolita, una emperatriz que despertó en mi vida el afecto incondicional por los seres que proyectan todo lo que son en la intimidad de una mirada.  

En años posteriores mi vida se fue llenando de perros abandonados, apaleados, desahuciados, no deseados, juguetes de personas pequeñas , que venían con su mochila de recuerdos silenciosos , su impronta de abandono, su cerebro lastimado por manos sádicas y pies corruptos, sus miradas de niño agazapado en el recuerdo del dolor y en la posibilidad de que solo ese sentimiento fuese el único en la vida. Porque la mente de un ser vivo –al que le hemos robado su territorio natural y su madurez vital- que no tiene más trayectoria que la frustración de las necesidades básicas ni más mano que la que le roba la alegría de vivir, no puede inferir que el mundo auténtico acercará su mano para remendar la energía herida que llamamos peligrosamente alma en alguien que , según todas las creencias , no ha de tenerla.  
(Continuará)

sábado, 18 de agosto de 2012

INSPIRATION IS ABOUT KNOWING WHERE TO LOOK



Después de todo, solo habían transcurrido treinta y seis  años desde que la higuera vana de la casa de Maximiliano se transformara para siempre en el símbolo de la abundancia vacía que la acompaño hasta hoy; mucho tiempo después de que su padre la cortara y plantase  en su lugar  un rosal trepador que florecía en todas las estaciones, en un eterno canto vegetal a la sabiduría de la luz . 

Lo que agoniza -se dijo mientras  veia su   imagen en un escaparate de zapatos baratos e imposibles diseños- es la  especie humana. Rió acordándose de que su abuela, sin saber nada  de la especie humana, hubiera dicho lo mismo.-¡Como si yo supiera algo de la especie humana! - Algo sabia ahora, no de la especie humana, sino de si misma. No quería volver a caer en la vejación consentida de exhibirse ignorante para nadie, ni siquiera, como hubo aprendido durante los años de su especialización, para evitar las agresiones verbales de los machos, que en un intento de defender su superioridad por machos, esta si agonizante, mantenían con la amenaza y la humillación lo que era imposible  sostener con la razón. Desde ayer  mismo tenia la certeza de que todos los pasos que había dado en su vida estaban encaminados a descubrirse paseando  por Broadway Road hoy,  con la cadencia segura de quien se sabe andando por su propio camino a pesar de los millones de sendas que se cruzan en cada movimiento de los pies. Quizá agonizara el milenio como sostenían los anuncios, la prensa, la televisión. Y sin embargo  anoche, cuando Ricardo le revelo parte de la verdad de aquel año, que hasta un momento antes  no  habia tenido  sentido  explicito, lo que murió para siempre fue una vieja  duda.

Ayer mismo supo que había atravesado los campos de La Mancha,  llegado y vivido veinticuatro años en el Madrid soñado de su primera infancia  - en el Madrid donde tantas veces murió y nació  para llegar a ser Paz de nombre, porque antes , entre los trigales del campo de Calatrava,  tuvo nombre de ciudad pagana, un nombre áspero que siempre la confundió , como su tierra,  hasta que diecisiete años mas tarde descubriera que su verdadero nombre era este, Paz-  para llegar a esta mañana , punto de encuentro del espacio y el tiempo -dijo, como si le hablara a él que le había descubierto , anoche, en una charla entrecortada y tenebrosamente sincera , su propia voz. La voz que había detrás de su propio nombre, del que no llevó durante sus primeros diecisiete años, el que fue imponiendo a golpe de voluntad   entre quienes la conocían incluida ella misma, y que ya tenia el contenido de todos las imágenes, de todos los momentos, de todos los dolores, de todas las risas y las esperanzas y las prestidigitaciones desmanteladas. Y el amor. Esto es el Amor. No dijo nada. No se lo dijo a si misma. Ninguna voz pensada le puso palabras a esa certeza. El amor era esa inmensa contradicción que la invadía, la reunión de todos los momentos de una vida en un espacio tan pequeño como un corazón humano. Entender. Entender por fin el principio de la abundancia vana derrotada por la belleza perenne del rosal blanco. Entender que la misma mano puede plantar los dos árboles, exuberante y baldío uno; ensimismado y romántico el otro. Y ambos en el mismo espacio, quizá sobre las mismas raíces, y con la efímera diferencia de tiempo que son cuarenta años de  la vida de un hombre para la vida misma.

Miguel Will, se repitió varias veces.  Había ido a ver la obra en Madrid, hacia casi dos años, al teatro Príncipe, cuando venir a vivir a  Londres era un proyecto casi imposible; en esos años en que creyó que había perdido  la fe en las personas para siempre, porque  cansada  de encontrarse con las mismas mentiras y los mismos insultos a la inteligencia y al amor cotidianos, fue ocultándose en el hastío y en la desazón de que nada importaba en el mundo que no fuera el poder de alguien sobre alguien. Un poder oculto detrás de las grandes palabras, detrás de todos los nombres con que se clasifican las trampas   que, mágicamente,  nos transforman en mas poderosos, aunque en realidad  mas débiles y tristes. Y pequeños.  Miguel Will fue un exorcismo de esos que duran toda una vida. Se lo hubiera contado ayer, porque ayer ya sabía que señales había seguido en su camino. Le hubiera dicho: - Ricardo, fuiste un profeta. Ahora que te conozco  un poco mas comprendo que toda tu vida  ha sido una equivocación planificada. Fuiste un profeta cuando querías ser un amante. Te presentaste  con tu discurso recién creado de sabiduría ancestral, de conocimiento vivo, y nos diste mas que palabras, nos diste confianza en nuestras propias convicciones; nos viniste a recordar que seguía valiendo mas morir de pie que vivir de rodillas,. Y que  el Gran Mundo, no nuestro raquítico mundo de humillaciones y victorias domesticas, sino el Mundo de las Personas Enteras, seguía creyendo en la razón  y practicándola. Porque esa, en esencia, es la única lengua común a todos los hombres que no viven en madrigueras, sino a la intemperie de la vida. Si deje atrás los campos de Miguel de Cervantes para venir a la tierra de William S (Miguel Will. No te lo conté) fue a entender, solo a entender mi camino, el que tuve que recorrer para reunir mis dos nombres. Vine a  resucitar mis sueños - lo que matamos viviendo de rodillas-  y lo hice porque un día, cualquier día de esos años sin fe en los que me desangraba en el tiempo sintiendo que el mundo enloquecía sin ningún pudor, tu pudiste  no ser honesto y lo fuiste.

Pero esta no era toda la verdad, era solo una puerta a la verdad,  porque tu querías ser admirado, conquistarnos, no a mi, a todos, a cualquiera de nosotros, uno por uno. Y a Todos como una sola  alma sometida secretamente a tu sabiduría, a tu ingenio, a tu embrujo   estudiado y provocadoramente   inocente. Puede que yo estuviera esperando  oir un discurso  como aquel  y te  eligiera  mucho antes de ti, incluso antes de que pronunciaras la primera palabra. No a ti por tanto, sino a mi propia voz oi. Y así, solo  fuiste un eco, un instrumento  de mi propio deseo, o tal vez algo,   no se si terrible o sublime: la transmutación de mi propia cobardía.  Por eso te creí cuando dijiste que el hombre que no vive como piensa termina pensando como vive. Estaba creyendo. Esa era la única verdad  y también el final y el principio de algo  que solo ahora empieza a tener argumento. 

jueves, 16 de agosto de 2012

“ LAS NOTICIAS DEL MUNDO”


Quería hablar mirando  esos  esbozos delicados y “nosoydignos” que son las nubes de agosto.

Quería contar que hoy hay una luz perfecta para dormir sin tristezas,
una luz aceitunada para bailar en alguna fiesta de pueblo anónimo

No ha roto el sol,  como un apocalipsis , la tarde ensordecida por los grillos y los perros bien aseados,

esta tarde parecía un cuadro de Vermer sin la nostalgia y sin las brumas,

había encontrado el libro perfecto, y  hablaba de laberintos interminables

contaba cómo se disolvía el mundo en un núcleo de hierro magnético entre salvajes embestidas
de dios y de las olas.

Ayer si revolví la música buscando una sinfonía inacabada para estar a la altura de los timbales del “fin de las noticias del mundo”

Hoy no. Hoy con la luz que aun perdura como una delicada mirada verdiazul descansando de de los átomos
y de los rituales más o menos sedientos o clandestinos, más o menos mercantiles o venéreos

hoy, una danza como ese único y novelesco anillo de estrellas que vamos a ser todos, que vamos a ser  o que somos,

había encontrado el sortilegio de las palabras cayendo sobre un pesado anzuelo para hacerlas milagro. O verdad.

Alguien ha dejado la puerta abierta. El mundo sigue en pie, con sus noticias. 

martes, 7 de agosto de 2012

UN POCO DE MALA OXTIA


A VECES el cuerpo decide que te tienes que parar. Hacerlo ya no depende de la voluntad, es un imperativo categórico. Entonces vas y te estampas por una escalera, te tropiezas con la misma “puta” caja que todos los días retiras del paso franco de una puerta –dicho sea de paso,  hecha con mala leche-. El Inconsciente es así, admite ingentes cantidades de información emocional, pero cuando determina una prioridad vital no repara en gastos.

Gracias a que este pie malherido que me ha obligado a sentarme en un sillón durante, por lo menos, seis semanas, he podido desconectar del terrorismo diario que es el desmantelamiento del hospital donde trabajo, y las formas miserables de prescindir de los profesionales que llevan años trabajando y dejándose la piel por los pasillos, en las consultas y hasta en los sueños. El pasado lunes una internista volvía de vacaciones –primeros quince días-  y cuando llegó se encontró con el “cese” de su interinidad por amortización de la plaza. Pero como no había suficiente personal para atender a los cien pacientes de esa especialidad ingresados en ese momento, precisamente por todos los contratos rescindidos, le hicieron un contrato para el mes de agosto, y de paso, se ahorran unos eurillos en los quince días de vacaciones que le faltan por disfrutar. No se puede hacer ninguna lectura que no sea la literal: Ser ruin es un estado del alma. Hay que valer para ejercer la mendacidad, el desprecio, el ninguneo y ese vampirismo que se disfraza de avaricia pero que  en realidad se nutre de energía vital y de vagos triunfos cotidianos sobre la gente de bien.

Paralelamente a estos acontecimientos y, como si hubiese habido una mensajería universal (vete tu a saber qué ondas o qué partículas diseminan las vivencias por la atmósfera) empiezo a recibir correos electrónicos del Colegio de Médicos de mi provincia con peticiones de médicos especialistas españoles para puestos de trabajo en Francia, Holanda, Inglaterra, Suiza, Suecia, Francia otra vez, y ¡oh prodigio! Alemania. Desconocemos la “causalidad de esta casualidad” (Borges dixit), pero es sospechosamente razonable que seamos profetas en tierras extrañas. Me revienta por dentro una carcajada más bien triste que nada tiene que ver ni con la ironía ni con la felicidad de sabernos  deseados por los países que nos maltratan. Es una carcajada aviesa y repugnante, como de hiena herida mirando fijamente a los brazos ejecutores de este expolio (con nombres y apellidos e incluso apodos) , sabiendo como se, que  en breve, muy breve tiempo, serán lo que son: un muñón acomplejado que jamás formará parte de un ser completo. Lástima que nadie venga a contarnos que pasa en los casinos postmorten, cuando todos estos lisiados se enfrentan a la verdad de sus vidas.

Mi amiga siempre seguirá siendo una gran internista y una gran persona.

sábado, 14 de julio de 2012

QUE SE JODAN!

No hay verdad completa, salvo algunos descubrimientos científicos irreversibles. Véase:  Penicilina e infecciones bacterianas, Estreptomicina y tuberculosis, Corticoesteroides (benditos sean) y múltiples dolencias inflamatorias. Del Acido Acetil Salicílico (vulgar aspirina) incontables las  vidas que ha mejorado y prolongado. Pero del carácter uno se pone a hablar y ha de llenar libros que nadie lee y casi todos atacan. However (queda más europeo que no obstante)   un siglo de conocimiento escrito, comunicado, practicado y reconocido avala la suficiente verdad para hacer un análisis de “alguien”, pongamos una joven funcionaria interina, que ante una situación catastrófica de muchos prójimos lejanos –que sean lejanos no la exime- aplaude y grita “que se jodan”. ¿No nos suena de nada? ¿Y aquel grito de Millan Astray en la Universidad de Salamanca ante un rector llamado Miguel de Unamuno?

-          ”Al grito insensato de ‘viva la muerte’ yo digo, que cualquier mutilado que carece de la grandeza de Cervantes siente un terrible alivio viendo como se multiplican los mutilados a su alrededor”.

Respuesta esta que se estudia en los anales de Psicología como el paradigma de carácter biófilo, frente a la afección más putrefacta de esa parte del cerebro que manda en el alma, llamada ‘necrofilia’.

¿Qué pensaríamos si una joven funcionaria interina –siempre son interinos e interinas- al comunicarle que determinadas personas en lo mejor de su vida han sido diagnosticadas de, pongamos por caso, Leucemia aguda, se pusiera a aplaudir y en el acmé de su alegría gritase ¡que se jodan!? ¿Y qué diferencia hay entre una persona joven que ha de pasar un calvario durante , en el mejor de los casos , un año y medio, para llegar a ser medio sana, con un nivel de salud que nunca será el que tuvo, y una sociedad enferma de pobreza, con la incapacidad que se instala en todo la economía corporal cuando no sabes hacia donde ir cada mañana, y no esperas nada, y nadie te abre una puerta, y te agobian los futuros de tus hijos, y el frío, y el calor, y la enfermedad, y la iniquidad de haber consentido llegar a esa situación que parece depender de una culpa arraigada en los mismísimos intestinos propios, cuando todo señala que al dolor del alma solo le corresponde una razón. Y es uno mismo. Igual que una leucemia, pero sin tratamiento, con el veneno mortal afincado para siempre en el interior y la solución determinada sin vuelta por aquellos  que han conducido tu vida a semejante infierno?


Todos tenemos en mente que una persona de esta calaña es una enferma mental. Insisto en que la enfermedad mental es una perversión de los afectos, que erosiona  la intelectualidad muy levemente, por eso es posible que muchos y muchas accedan a puestos de “irresponsabilidad” pareciendo normales, mientras a determinadas preguntas den respuestas situacionales acordes, o medianamente acordes. Solo hay que ponerlos/as en una situación hirviente para que la rabia que depende con toda seguridad de la frustración y la falta de valentía ante la vida, incendie las palabras con el odio que son incapaces de gestionar y de actualizar. No es ese “un odio que ennoblece” como versaba Benedetti, sino un odio hacia si mismos, enraizado en la incapacidad de desobedecer los predicados y los emblemas de casta, un odio anodino herido de ceguera, porque la realidad que se esconde tras la hermosa mentira de su vida erosiona la totalidad de su identidad con esa fiebre sin truco que son los otros: espejos que devuelven una imagen deforme y brutal.

Ese odio hace decir a una acomodada niña de provincias cuando alguien anuncia “la enfermedad social más grave”, si, le hace decir: ¡que se jodan!

No tengo ninguna duda de que existe un JUSTICIA POÉTICA.

sábado, 2 de junio de 2012

METRO DE MADRID : A DIARIO



Mohamed tiene los ojos no como Mohamed, sino como Hanna McCotter, su madre irlandesa, parida en el Bronx y muerta en Casablanca cuando el bebé Mohamed asomó su culo blanco y distócico, justo entonces, cuando conoció el azote de la vida y el abrazo de la muerte.

Mirada azul y pelo crespo de erizo, de puro negro  azul zaíno. Pecas ocres en su piel de casi niño aún.  Lobo de mar,  sin embargo. Y pobre, tanto que hasta los sueños le huyen. Su padre –dice- le alejó  de su vida por maldito y excéntrico. Fué mendigo antes que niño hasta que sor Leandra le encontró fisgando en la faltriquera de doble fondo del padre Antonio de Padua. Desde entonces bebió, comió y aprendió latín y castellano, recitó a don Jose María Pemán y se ganó el pan y el vino de misa en misa y de chapuza en chapuza; que el convento de sor Leandra tenía más agujeros que huerfanos, y el jornal  había que merecerlo ayudando por rigurosa  lista al cura Aquilino, el angelote músico y deportista con los pantalones de franela más viejos de todo Marruecos, y su lazo de pajarita azul turquesa regalo del marajá del algún país que no viene en los mapas y Mohamed nunca aprendió.

Ya hace tiempo que tuvo 16 años y abandonó la residencia donde aprendió a escribir con letra de pata de mosca. Y a amar. También a amar. Cira-Quimera la llama.  Alta y bella. Dulce como el ron canario y huérfana de padre y de mundo como yo: mi vida. Aquí está, músico con su flauta dulcísima, que Aquilino, el hombre de su vida, padre, cura y músico, en cualquier orden cuando lo que se necesitaba primero era atender al niño, al hijo o al artista que somos –dice-, Aquilino –dice- le legó cuando las tifoideas se lo llevaron hace ya diez años, y Mohamed se quedó más huérfano aún, huérfano triple por primera vez, porque entonces pudo ponerle música al dolor de todos los abandonos. Mohamed de ojos de cielo matinal y pelo de mihura, solo y quebrado, lavado por lágrimas de dieciseis años errantes, ante la tumba de su padre, una noche de oscuridad abisal, juró llenar de música los pasillos del mundo y amar a su Quimera como solo él sabía. Metro Bilbao, todos los días.

viernes, 1 de junio de 2012

NO TE VOY A CONTAR


No te voy a contar mi historia que ya te conoces/

Yo no tenía historia, tenía hambre/

Tu has venido a decirme que respirar

es un privilegio de todos los seres.

Yo he visto plantas más vivas que mi alma

cuando solo tenía cinco años y un hermano ciego.

Pero la muerte es muerte: no ve, no oye,

no se mueve. Yo si. Por eso tuve un deseo.

Y que fueses tu.





Dices que hay señores que comen carne

cuando mi hermano moría sin agua.

Yo les miraría como si fuese ciego,

como si quisiese adivinar sus tripas,

y les diría que han nacido podridos,

que mi madre se desangró mientras

dormía porque ellos tenían el dinero

de los hospitales , que nunca supe

que existía una pizza con carne y huevo

porque costaba treinta centavos de euro

que es lo que yo conseguía pidiendo

en un mes. Les diría que mi amiga,

-la pequeña hija de Tariku-, murió

golpeada por su padre porque escapó

de la ciudad para no morir golpeada

por su padre. Les diría que ella

tendría un lugar en el mundo de haber

nacido en un país  de héroes con poderes

Humanos. Mataría por haberla traído

de la mano a Foster Hollywood

a comer un nachos rellenos

y una Fanta naranja con alitas

que es todo lo que necesitamos

para creer en dios. Ese llorón que dice

que tener es pecado y ser pobres

un lujo.

sábado, 28 de abril de 2012


PRAE-TEXTO

Ella  nunca quiso creer que el hombre a quien amaba le arrebataría la Vida y la Muerte.
Él, violento enamorado sin memoria, no ha de envejecer, no ha de morir hasta encontrarla. En cualquier mundo, en cualquier continente, en cualquier ciudad, en cualquier tiempo.
Berlín los reúne. Berlín los renueva. Berlín los arrastra  a  algo llamado  Amor.


(ELLA)
ERES MI COROLARIO, EL PERFUME
más lívido y, sin embargo, puro.
Con la voz que asesino
voy a considerarte el único heredero
de lo que me estremece.
Ya tengo tu palabra, seguridad
que aguanta la próxima embestida.
Vas a decir  te quiero
y  sabrás, en lo alto,
que los augurios muerden cuando se necesitan.
Voy a decir que arrancas con tus pupilas arias
el mar que nos concede la serena osadía
de dar lo que nos falta.
Voy a pertenecerte, hoy , sin más destino
que el mundo hecho a medida
de los enamorados.

HE ESTADO EN ESTA LUCHA   
con  la yonky esperanza
que cuando expira, vence.
Si habitas el pasado y entretienes certezas
que del presente acuden
seremos la migaja que ilumina sin orden,
la decepción que vendrá a redimirnos.

¡Que terquedad amarnos!

Berlin, donde la turbiedad pierde el estilo
para reverenciar a la masacre.                                              

sábado, 14 de abril de 2012


                                    NINGÚN ORGANISMO PUEDE INVOLUCIONAR

Desde que el sistema inmune aprendió a distinguir “lo propio de lo ajeno” los seres vivos aprendieron a individualizarse. La gran epopeya de la vida consistía en delimitar el mundo externo del mundo interno. ¿Qué organismo sobreviviría cometiendo errores que habían abortado el crecimiento de si mismo y de la especie? No solo eso, sino que el interior de una célula produce, incluso, para que sobre, sabiendo que tiene integrada una “dead line” vital, y que cuando acabe su crecimiento y su desarrollo acabará su vida, más o menos longeva; preparando así el nacimiento de unidades vitales que abordarán el aprendizaje precedente para bien de la comunidad, y desde luego, para bien de la función organizativa del individuo.

La involución es la locura. La confusión entre el interior y el exterior es la enfermedad. Las sociedades tisulares no conceden importancia mayor a una célula u otra, no a su progenie, y de ninguna manera, perdonan sus errores. El vigilante biológico acelera la muerte programada de aquella unidad que haya perdido la función y la cooperación. No perdona el error de ventajismo ni de expansión. Simplemente interpreta los límites que se han extravasado y la invita a autodestruirse o la rodea de células limitadoras llamadas por los clásicos Natural Killer.

En estos días que llevamos un ritmo social vertiginoso hacia antiguos predicados, con declaraciones que no se atrevería nadie a interpretar en una vieja película de nazis, releo con urgencia The Cell, un libro libre, inicialmente escrito por Watson (el del DNA y su Nobel revolucionario) para poder dormir confiada. Al fin y al cabo, llegamos a través del RNA, una hebra sin carisma aparente, un puente entre el encofrado y la inteligencia, para hacernos al mundo de las arqueas: esos inservibles microorganismos –los homeless de la biologia- que encontraron en su cooperación, el camino a la célula tal y como la conocemos y , se quedaron en la despensa mitocondrial, para llegar al presente como recuerdo de que todos los pasos son fundamentales. 




sábado, 7 de abril de 2012

LA OTRA VOZ

CHAPTER (X MINUS SOMETHING)

Nunca se había sentido capaz para aceptar el sufrimiento y la pérdida del amor. Sentada en la habitación de un hospital frente a su madre, aquella última semana que vivieron juntas, vió por primera vez sus ojos reales, los ojos del miedo en una mujer que ya no era su madre, sino un ser humano maltratado y humillado por el trabajo, la pobreza, la escasez y la soberbia de los hombres y de sí misma. Y por la aceptación de todo ello como única forma de estar en el mundo. Allí, frente a la muerte, sin ninguna idea armada que pudiera protegerla del derrumbamiento y la desolación que se instala en los cuartos de los hospitales, con olor a barro ebrio, a alcohol digerido por las entrañas de todas las heridas humanas, como si un todo abstracto necrotico destilara ese vapor anestésico, y fuera apagando el sentido de la realidad cotidiana, regresándonos a otra que trasciende las dimensiones del tiempo y del espacio, fundiéndonos en una sola alma que crepita y se apaga, y quiere agarrarse al mundo, y ya no sabe quien es excepto por esa especie de memoria clandestina que se empeña en devolver la identidad persona a persona, como si la Vida se supiera sin tiempo, y quisiera, en un último y magnífico esfuerzo, recuperar su propio deseo en la individualidad: En lo que fue, lo que jamás emprendió, en la verdad simple de haber nacido y tener un nombre que contiene no solo letras, palabras, títulos, sino pasos, huellas que cada acción o su olvido, nuestra voz o su silencio, fueron esculpiendo, y con ellas el único camino reconocible en la penumbra de la soledad sin retorno para una conciencia buscándose a sí misma a punto de extinguirse. En esa ebriedad que no pudo o no quiso detener fue naciendo de nuevo, narrada por el deseo de su madre, el deseo anterior a ella misma, a ambas que ya no eran más que dos mujeres tratando de encontrar un sentido real a sus dos existencias . Aquellas palabras caían sobre el alma con el peso infinito de un mundo sobre un terreno de espuma, sostenidas tan solo por el hilo de la narración que les iba devolviendo a cada una, a través de un tiempo sin medida, el valor para seguir andando: Una hacia la muerte. La otra hacia la invención de su propio destino.